La moxibustión consiste en la aplicación de una planta secada y procesada, la Artemisa, que posteriormente será encendida sobre el cuerpo de diversas maneras para que su calor o la energía generada penetre en el cuerpo. Las formas de aplicación de la moxibustión son muchas pero la más popular en Japón es el okyu de grano de arroz. No puede considerarse una terapia térmica, ya que la generación de calor es ínfima.

En cambio el estímulo energético y biológico es de alta intensidad, Los puntos en los que se aplica, puntos vivos, cambian su localización y poseen dos características especiales que lo identifican como tales: una induración local y dolor a la presión.

Estas induraciones de carácter muscular, sanguíneo y energético se crean en los procesos de adaptación del cuerpo ante la enfermedad. Lo que permite deshacer las induraciones restableciendo el flujo energético y sanguíneo en esas estructuras bloqueadas, consiguiendo así, recuperar la salud. Con el tubo o bambú de Fukaya se consigue una terapia agradable y efectiva en muchos casos difíciles, permite aplicar presión alrededor del cono de Artemisa en el instante preciso en el que la combustión llega a la piel.